Una de las primeras crónicas del proyecto de recuperación de las minas olvidadas de Aragón se la dedicamos a la piedra caracoleña. Pero aún no habíamos tenido la oportunidad de visitar Fuendetodos para recabar más información. Durante la recuperación de la nevera del Pilón Bajo que están dirigiendo José Luis Ona y Héctor Arcusa encontraron un fragmento de piedra caracoleña muy espectacular. Nos hemos desplazado a Fuendetodos para recogerlo y de paso hablar con José Luis Ona. Él nos ha contado un montón de historias sobre este tipo de roca que compartimos con nuestros lectores.

Siguiendo el sendero educativo que comienza en Fuendetodos (muy recomendable) llegamos a la espectacular nevera de Culroya. Externamente es un cono, pero en su interior esta excavada 6 metros en la roca. Las neveras de Fuendetodos se construyeron para aprovechar la bajada de temperatura ligada a la pequeña era glaciar que se desarrollo aproximadamente entre  finales del siglo XVI y principios del XVII. Las primeras nieves se iban acumulando en el fondo de la nevera, se aplastaba y se ponía paja. Todo ello para formar hielo que luego se trasladaba y se vendía en Zaragoza durante el verano. Un ingenioso negocio del que la mayor parte de los vecinos de Fuendetodos participaban, incluyendo la familia de Goya.

 

 

 

Las neveras de Fuendetodos suelen tener planta circular, por lo que primero se delimitaba el perímetro en una zona, generalmente de piedra caracoleña, se sacaba el suelo superficial y se comenzaba a excavar. Cuando se entra en la nevera de Culroya, lo que más llama la atención es que hay varios metros excavados en la roca, de hecho, algunas informaciones anteriores indicaban que se usaban para obtener bloques de roca para construcción. José Luis nos confirma que la roca que extraían en el fondo de la futura nevera se usaba después para construir el techo. El techo cónico es una auténtica maravilla de construcción sin utilización de morteros. Parece increíble como la acumulación de bloques de roca por aproximación puede llegar a constituir una estructura que ha durado cientos de años desafiando a la gravedad.

 

En la interior de la nevera de Culroya se ven muy bien los dos tipos roca que se extraían. La caliza compacta compuesta por innumerables caparazones de gasterópodos (caracoles) que es la piedra caracoleña, y estratos más finos de areniscas poco cementadas. La piedra caracoleña tiene unas características únicas que la hacen muy adecuada para la extracción de sillares y su uso en la construcción. Al ser una caliza aguanta muy bien el paso de los años en la superficie, al afectarle poco el agua y el viento. Además, al tener numerosos agujeros producidos por la disolución de las conchas de los gasterópodos, es más ligera que piedras similares. Por último, es homogénea y carece de fracturas, lo que permitía al cantero modelar los sillares de manera perfecta. Como hemos comentado, entre la piedra caracoleña aparecen areniscas que tienden a romper en lajas, por lo que se usaban de empedrado, como en la parroquia hundida de Fuendetodos. Su peor calidad se observa en las neveras, entre los bloques de piedra caracoleña se cuela alguno de arenisca, y son precisamente los que están más deteriorados.

 

La característica porosidad de la piedra caracoleña limita el problema de la capilaridad ascendente. Con su utilización, la humedad del subsuelo no destruye los cimientos de los edificios. Uno de los mejores tratados de ingeniería del Renacimiento la recomienda para construcciones hidráulicas: “hay una piedra blanquinosa la cual tiene en sí unos agujeros y con algunos caracolitos a vuelta; es muy buena labrar y muy  cómoda a todo género de edificio, en especial para dentro del agua es maravillosa, que después que le ha tocada el agua y humedad hace una tez por encima que le hace muy fortísima”. Esto lo hemos leído en uno de los carteles que ilustran el sendero educativo.

La piedra caracoleña aflora alrededor del pueblo de Fuendetodos por el oeste y el sur. Solamente se aprovechaba la roca del nivel superficial mediante cortas que buscaban los afloramientos más cómodos. Una vez seleccionados, trazaban frentes lineales que los canteros iban tallando con cuñas y picos hasta delimitar bloques cúbicos. Los carros iban por el interior de la cantera por carriles construidos en la roca para facilitar su circulación. Los bloques regulares tallados en las canteras se transportaban desde Fuendetodos a Zaragoza, donde se terminaban de trabajar. Cada carretada estaba compuesta por unos 12 quintales de peso (unos 600 kg).

Vamos a recapitular los lugares donde conocemos o nos han dicho que se ha usado la piedra caracoleña en edificios históricos. Por supuesto, si conoces algún otro edificio construido con esta roca no dudéis en decírnoslo.

 

– Presa romana (siglo I y II) de Almonacid de la Cuba (Zaragoza)

– Villa romana de la Malena (siglo IV) situado en Azuara (Zaragoza)

– Parroquia hundida (Nuestra Señora de Villares) de Fuendetodos (Zaragoza)

– Castillo medieval de Fuendetodos (Zaragoza)

– Arcos y cimentación de una ermita en Ventas de Muniesa

– Puente sobre el Huerva en Villanueva de Huerva (Zaragoza)

– Basamentos en el convento San Agustín (siglo XIII) en Zaragoza

– Convento de San Lázaro (siglo XIII) en Zaragoza

– Puente de piedra (siglo XV) y sus reparaciones en Zaragoza

– Torre de la iglesia de Cariñena

– Torre barroca de La Seo (siglo XVII) en Zaragoza

– Basamento de la basílica de El Pilar (siglo XVII-XVIII) en Zaragoza

– También nos han llegado referencias de uso en el Canal imperial (XVIII), pero no hemos podido comprobar en que lugares se uso.

– Reconstrucción de la Puerta del Carmen en Zaragoza

– Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI) de Longares en Zaragoza