Paleontólogos de la Universidad de Zaragoza y de la Universidad NOVA de Lisboa hallan en la provincia de Huesca al menos un nido con una veintena de huevos de dinosaurios saurópodos, de unos 20 centímetros de diámetro y con un extraordinario estado de conservación. Las tareas de excavación continúan, por lo que los expertos tienen la expectativa de encontrar muchos más de estos huevos.

Un equipo internacional de científicos españoles y portugueses inició, hace días, una larga campaña de excavación en este nuevo yacimiento. El lugar ha preservado una extensa área de nidificación de dinosaurios herbívoros de tipo saurópodo. Las gigantescas madres habrían alcanzado (incluso superado) los 15 metros de longitud con sus largos cuellos y colas.

Estos fósiles tienen 68 millones de años de antigüedad, por lo que fueron depositados poco antes (apenas un par de millones de años) de la gran extinción de fines del Cretácico. El doctor Miguel Moreno Azanza, investigador de la Universidad Nova de Lisboa y director de esta excavación, nos cuenta: “Por el momento, hemos encontrado un nido con una veintena de huevos. Y, a partir de la experiencia en yacimientos semejantes, puede que haya en total una centena, porque puede que encontremos dos, tres o incluso cuatro nidos de dinosaurios”.

 

 

Este extraordinario yacimiento fue encontrado de forma casi casual por el Dr. José Manuel Gasca, paleontólogo de esta casa, mientras se encontraba haciendo un entrenamiento para una carrera de Trail running. En un momento de descanso, vio que había unas rocas de aspecto rojizo que le parecieron adecuadas como posibles contenedoras de restos de dinosaurio. José Manuel se acercó a estas rocas rojas que representaban un antiguo río y pudo ver, ya en ese momento, algunas cáscaras de huevo. “Este primer descubrimiento de Gasca se produjo en enero y, la semana pasada, iniciamos una campaña en dicho lugar y no tardamos mucho tiempo en encontrar el primer huevo completo”, destacó Moreno Azanza.

El doctor Moreno describió que “estos huevos pertenecerían a una ooespecie, es decir, a una clasificación que se hace a los huevos de dinosaurio denominada Megaloolithus sirugei, los cuales se conocen en otras partes del norte de España, como en Catalunya y también en Francia, pero nunca se han encontrado embriones dentro de dichos huevos, algo que esperamos poder realizar en este yacimiento de Huesca, por la muy buena preservación que tienen”.

 

 

El investigador José Ignacio Canudo, Director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, menciona que “Los huevos que se han encontrado forman parte de una serie de nidos que aún no sabemos su extensión ni el número que hay, porque la excavación recién acaba de empezar, pero al menos hay un nido completo que está completamente delimitado y que podría tener en el orden de unos 20 huevos”.

“Estos huevos tienen un diámetro de unos 20 centímetros”, precisa Canudo. “Son esféricos con la cascara muy gruesa y muy ornamentada y son similares a los huevos de titanosaurios muy famosos como los que se han encontrado en la Patagonia argentina”.

Respecto al tamaño que tuvieron las madres de dinosaurio que depositaron aquellos huevos, Canudo relató que “en esta región, a finales del Cretácico, no se han encontrado titanosaurios que superaran los 20 metros, por lo que podrían haber rondado entre los 15 y 20 metros de longitud en caso de que pertenecieran a uno de los especímenes más grandes”.

La roca donde se encuentran estos fósiles es extremadamente dura, por lo que se utilizan martillos neumáticos y las tareas de excavación durarán al menos tres semanas más. “Es una tarea muy extenuante, pero extremadamente gratificante. Y, ya que tenemos tantos huevos muy bien preservados, vamos a buscar embriones, lo cual nos permitiría confirmar la identidad de estos huevos”, remarca Moreno Azanza.

 

 

El Alquimista y el hallazgo de huevos de dinosaurios

En semejanza al libro El Alquimista de Paulo Coelho, donde el protagonista emprende un largo viaje desde España en busca de un tesoro que, años después, finalmente encontraría muy cerca de su casa, el investigador Miguel Moreno Azanza, quien actualmente se desempeña en la Universidad NOVA de Lisboa, tuvo una experiencia semejante.

“Este descubrimiento se ha dado a 20 kilómetros de la tierra donde yo nací. Yo soy un especialista en huevos de dinosaurios que ahora trabaja en Portugal y que ha estado estudiando huevos en Argentina, en Japón, en Australia y, finalmente, después de haber dado vueltas por el mundo, uno de los mejores yacimientos se encuentra en uno de los rincones de casa, por lo que este descubrimiento es muy especial para mí también en ese sentido”, relató Moreno Azanza.

Otra curiosidad de este hallazgo es que se ha producido en una zona muy concurrida, porque se encuentra muy cerca de un castillo románico -el castillo de Loarre- que todos los años tiene miles de visitantes, y que este año celebra su primer milenio.

Este sitio era muy distinto hace 68 millones de años, poco antes de que se produjera la extinción masiva de fines del Cretácico. “En ese entonces, donde estamos recuperando estos huevos, no existían los pirineos tal como los conocemos en la actualidad. No había una cadena montañosa, sino que lo que teníamos era una zona aplanada, costera con relativamente abundante vegetación”, describió Canudo.

El investigador de la Universidad de Zaragoza contó que “los huevos están puestos en un área costera. Esto se ha visto en otras nidadas de dinosaurios del sur del Europa de esta época, por lo que parece que siempre buscaban zonas de lagunas o con cierta influencia marina. Les gustaba tener los huevos cerca del mar”.

 

La evolución de los huevos hasta la actualidad

Los huevos que se han hallado en Huesca -y los que resta por encontrar- le permitirá a este equipo de expertos de España y Portugal validar ciertas hipótesis sobre cómo anidaban estos dinosaurios. “En el sitio de la Patagonia argentina, se ha planteado que las madres dinosaurias cavaban los huecos con las patas traseras y ponían hasta una treintena de huevos juntos. Ahora, veremos de comprobar si se cumplen estas características también en este nuevo yacimiento”, indicó el doctor Moreno Azanza.

Este trabajo es parte de un gran proyecto financiado por la Fundação para la Ciência y la Tecnología de Portugal, liderado por Miguel Moreno Azanza, el cual estudia la evolución de las cáscaras de huevo en los arcosaurios, un grupo compuesto por los dinosaurios, los cocodrilos, las aves y los pterosaurios.

“Estamos estudiando los primeros huevos con cascara dura que se conocen, entre los que destacan los yacimientos del jurásico de Portugal de aproximadamente 152 millones de años. Allí, hay centenares de huevos con embriones también y nuestro estudio llega hasta las aves actuales”, destacó el experto.

Respecto a la importancia del nuevo hallazgo, Moreno Azara remarcó: “Teníamos un vacío de registro importante del Cretácico Superior y tampoco teníamos muchos huevos de saurópodos, entonces esta es una oportunidad increíble para completar esos datos y entender la evolución de los huevos de dinosarios y la reproducción de los arcosaurios”.

Además de los expertos Moreno Azanza, José Manuel Gasca y José Ignacio Canudo también participan de este equipo el doctor Octávio Mateus, líder del equipo de investigación de vertebrados de la Universidade Nova de Lisboa y colaborador del Museu de Lourinhã, Portugal.