Llega a nuestro Museo una nueva e interesante noticia sobre paleontología de los Pirineos de Aragón. Muchos de vosotros ya conoceréis a Sobrarbesiren, la vaca marina fósil que habitaba en los Pirineos cuando estas montañas todavía no existían, y el lugar formaba parte del Golfo de Bizcaia. El cráneo de este animal único ocupa un lugar destacado en nuestra exposición permanente. Y ahora acaba de hacerse público el estudio que nos cuenta cómo nadaba y se movía este animal prehistórico.

El equipo de excavación en el yacimiento de Castejón de Sobrarbe, dónde se han recuperado los principales fósiles de Sobrarbesiren

 

Los sirenios o vacas marinas son un grupo de mamíferos que en la actualidad engloba a los manatíes y dugongos, animales adaptados a la vida acuática que habitan áreas fluviales o marinas poco profundas. Sin embargo, sus ancestros fueron mamíferos terrestres plenamente adaptados a la vida sobre la tierra. A lo largo de su evolución desde animales terrestres a animales totalmente acuáticos, los sirenios, al igual que los cetáceos, perdieron las patas posteriores, su pelvis se convirtió en un hueso vestigial (no cumple ninguna función en la locomoción), y el sacro se redujo a una única vértebra. Sobrarbesiren es una especie de sirenio que habitó en la Comarca de Sobrarbe en el Eoceno medio, hace aproximadamente 42 ma, cuando esta región oscense formaba parte del Golfo de Bizcaia.

Pélvis fósil de Sobrarbesiren en el momento de su excavación.

 

Este animal fósil es muy importante por su edad tan antigua y por la abundancia y buena conservación de sus fósiles. Pero, sobre todo, porque se trata de un taxón muy primitivo que aún conservaba una estructura corporal “anterior” a la adaptación total a la vida acuática. Es decir: tiene unas patas posteriores bien desarrolladas de las que se conocen los huesos de la pelvis, el fémur, la fíbula y la patela, y un sacro con múltiples vertebras. Ahora bien, ¿Sobrarbesiren podría controlar el movimiento de esa parte de su cuerpo? ¿O quizá sus capacidades locomotoras ya estaban afectadas por el proceso de reducción de los miembros posteriores?

La respuesta la encontramos en un trabajo científico publicado este mes por la revista Journal of Mammalian Evolution (JME) en su edición impresa. El trabajo ha sido liderado por la Doctora Ester Díaz Berenguer junto con el Profesor José Ignacio Canudo (ambos investigadores del Grupo Aragosaurus-IUCA), la Profesora Ainara Badiola de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) y la Doctora Alexandra Houssaye del Museo Nacional de Historia Natural de París.

El estudio de los huesos de Sobrarbesiren revela que era capaz de realizar una gran variedad de movimientos con las extremidades posteriores, y que poseía una rodilla con una fuerte musculatura similar a la de los mamíferos terrestres. La existencia de una fuerte conexión entre el sacro y la pelvis nos indica, además, que podía controlar los movimientos de las patas, a diferencia de otros sirenios cuadrúpedos del Eoceno. Sobrarbesiren combinaba estas extremidades posteriores funcionales con una cola que había empezado a aplanarse y que es el principal medio de propulsión en el agua de las especies actuales. Todo esto sugiere que las extremidades de Sobrarbesiren estarían implicadas en la natación. Este animal nadaría de una forma similar a la de las nutrias de río actuales, combinando la undulación dorsoventral de la columna vertebral con movimientos simultáneos de las patas traseras.

Fémur fósil de Sobrarbesiren en el momento de su excavación.

Fémur fósil de Sobrarbesiren y las secciones estudiadas en osteología.

 

La adaptación a la vida acuática de los vertebrados terrestres no solo conlleva cambios en la morfología externa de los animales, sino también en la histología de los huesos (su estructura microscópica). El estudio microanatómicos de los huesos de Sobrarbesiren revela que su pelvis y fémur presentan un alto grado de osteosclerosis. Es decir, un tejido interno muy compactado. Es la primera vez que se describe una pelvis de vertebrado amniota con estas características, combinada con el mayor grado de osteosclerosis observado en un fémur.  Estos datos confirman la hipótesis de que los cambios microanatómicos preceden a los cambios en la morfología externa en el proceso de adaptación a la vida acuática de los verterbrados.

Aquí la referencia completa: Díaz-Berenguer, E., Houssaye, A., Badiola, A. et al. The Hind Limbs of Sobrarbesiren cardieli (Eocene, Northeastern Spain) and New Insights into the Locomotion Capabilities of the Quadrupedal Sirenians. J Mammal Evol 27, 649–675 (2020).