Recuperando la memoria olvidada de las minas del Sobrarbe fue el título de la charla que realizó el director del Museo de Ciencias Naturales de la UZ José Ignacio Canudo el viernes 3 de junio en el ayuntamiento de Bielsa, organizada por el Geoparque del Sobarbe.

En esta charla repasó con ayuda de fotografías el trabajo realizado por un equipo de investigación formado por geólogos, químicos e ingenieros de la Universidad de Zaragoza junto al grupo espeleológico del CAS.

A lo largo de 2021, se documentaron 262 minas, expedientes mineros, lugares con interés mineralógico, salinas y canteras en el Sobrarbe.

Se han citado 68 minerales distintos en esta comarca, aunque con algunas excepciones los ejemplares de minerales no suelen tener interés de coleccionista. Por primera vez se ha citado algunos minerales como la Celestina en las margas del Eoceno. La minería metálica del Sobrarbe se ha centrado fundamentalmente alrededor de Bielsa y Plan-Gistain-San Juan Plan. Algunas explotaciones podían provenir de época romana, pero no hay evidencias arqueológicas que lo avalen. Sin embargo, a partir de la Alta edad media hay una actividad minera muy importante alrededor del hierro, lo que se conoce como el hierro de Bielsa. En los altos Cinca y Cinqueta se extraía el mineral, se procesaba en fragas y se exportaba como producto manufacturado. Todo el valor añadido se quedaba en los valles y esto permitió que fuera uno de los momentos de más riqueza en estos valles.

Cartel de la semana de los Geoparques Europeos 2022.

En esta charla, se contó la historia de las minas de cobalto de San Juan de Plan. Estas minas conocidas desde el siglo XVIII son las más conocidas internacionalmente debido a que el cobalto fue usado para obtener el color azul en la fina vajillería de centro Europa. La importancia de estas mineralizaciones fue descubierta por mineros alemanes. Durante décadas extrajeron el mineral y lo mandaron a una fábrica de Francia para procesarlo. Fueron toneladas de mineral de cobalto que pasaron la frontera, sin que aparentemente las autoridades españolas se enteraran. Las minas estaban registradas como de plomo, y así se evitaba pagar impuestos más altos, e incluso que el estado español incautara las minas. Descubierto el engaño a finales del siglo XIX, fue pasando sucesivamente a diferentes empresas que fueron explotando de manera discontinúa los raros minerales de esta mina.